A menudo, no nos damos cuenta de lo que desperdiciamos, ¿cierto?. Suele ser un acto rápido, poco consciente, con poca cantidad de alimentos. Su problema viene en su repetición casi cotidiana. Al final del año, son 35kg/año/persona que se desperdician en Cataluña según la Agència de Residus.
Antes de abordar las diferentes razones y las soluciones que podemos aportar como cuidadanas/os, veamos a grandes rasgos el desperdicio a lo largo de la cadena alimentaria.
- Producción: las frutas y verduras no calibradas se desechan.
- Transporte: Fruto de largos transportes los productos se dañan y, por lo tanto, no se comercializan, o los consumidores no los compran.
- Almacenamiento: todos los productos se desechan cuando se rompe la cadena de frío.
- Fábrica: la preparación de platos preparados conlleva pérdidas importantes.
- Tienda: los productos se rechazan según criterios estéticos y cuando han pasado su fecha de caducidad.
- Hogar, restaurante, comedores escolares: el exceso de compras, las sobras en el frigorífico y las porciones sobredimensionadas provocan pérdidas importantes.
La naturaleza y el salón de estética
¿Verdad que la naturaleza no tiene por qué tener curvas y pieles perfectas? Entendemos muy bien nuestro deseo de querer unos productos en perfecto estado y lo más bonito posibles. Pero, deberíamos controlarnos un poco 😉. Nuestro rechazo implica que los distribuidores no compran cantidades muy importantes a los productores simplemente porque la manzana, la pera o el kiwi no tenían la forma adecuada, el calibre estipulado.
Aquellos productos tienen las mismas propiedades nutricionales que otros y pueden llegar a ser divertidos para las niñas y los niños (¡y las personas adultas!).
Soluciones:
Un cambio de chip es necesario. En la práctica, pensar bien para qué vas a utilizar este producto. No importa, si luego se va a cortar o triturar. Reserva el criterio estético sólo para esa bonita pera al vino que quieres presentar.
También, te recomendamos apoyar a los comerciantes que intentan dar salida a aquellos productos no tan perfectos. Son pocos aún, pero algunos aplican unos descuentos por si el producto tiene un calibre distinto, está un poco dañado o más maduro. Aprovecharlo.
Una cocina un poco más organizada no estaría mal
No siempre es fácil tener la cocina en orden y controlar los productos que pueden vencer pronto. Todos aquellos productos que nos olvidamos en la nevera o en la despensa representan la principal razón del desperdicio.
Soluciones:
De sentido común, aconsejamos tener un control regular de los productos. Tanto los frescos en la nevera, como los secos, en la despensa. En la cuina que canta, nos gusta compartir un tip sencillo: reservar un espacio especial (en la nevera y despensa) para todos aquellos productos que vencen pronto. ¡Si llegas a dibujar y pegar una etiqueta en ambos espacios para siempre tenerlo a la vista y en mente, ya habrás pasado al nivel “maestro” del #yonotiro!
Asociamos la comida a su valor económico
“Por el precio de esta barra de pan, no pasa nada, la tiro”. A todas y todos nos pasa reaccionar así. Nos cuesta menos tirar un sobrante de puré de patatas que aquellas peras eco que nos costaron un poco más. Es un chip cultural provocado sobre todo por la comida barata y el marketing de las ofertas y promociones.
Soluciones:
Es parar y pensar en aquel gesto tan rápido que nos hace tirar la comida, y tomar conciencia y acto que, siempre que se pueda, la comida es un recurso y no un desecho. Requiere sobre todo cambio de chip porque, como bien sabemos, no es tan difícil volver a utilizar este sobrante en otro plato o este pan medio seco. Os podéis inspirar en la cuina que canta, vamos colgando recetas #antidesperdicio en nuestro recetario. Además, va en el buen sentido de ahorrar y, para los padres y madres, de educar a sus hijos e hijas a cocinar, crear, reciclar.
El acoplo de comida
Por falta de tiempo, llenamos el carro del supermercado en exceso pocas veces al mes. Una costumbre muy arraigada a nuestros tiempos acelerados que representa otra razón principal de nuestro desperdicio.
Aquí entran también las ofertas y promociones de los comerciantes que nos empujan a llenar el carro… no siempre de manera razonable y necesaria. Es cierto que los comerciantes tienen aquí una manera de vaciar sus estocs y luchar contra el desperdicio, pero hay que cuidar que el problema no se transfiera del lado del consumidor.
Soluciones:
No hay solución más mágica que la tradicional lista de compra. Es una de las mejores paradas al desperdicio. Pasa por preparar los menús con antelación y comprar lo que se necesita. Parece un esfuerzo, pero rápidamente nos damos cuenta de que es un alivio para la mente. Fuera el estrés de pensar en qué comer, cuidamos mejor nuestras comidas para que sean más placenteras, más saludables o más nutritivas. Además, al comprar lo necesario, evitamos las malas noticias económicas en las cajas (¡“grrr, me he pasado”!).
Si tan poco tiempo tenemos, al menos reservemos los productos frescos para la compra semanal y los productos secos, de larga duración para la compra mensual.
Líos con las fechas de consumo
Existe aún una gran confusión entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. Con respecto al consumo preferente, nos lo tomamos demasiado al pie de la letra cuando es una indicación preventiva y legal ante todo.
Soluciones:
Primero que nada, tener claro la diferencia entre “la fecha de caducidad / consumir antes del” y “el consumo preferente / consumir preferentemente antes del”.
> Os lo explicamos aquí (segunda pestaña)
Ahora, es verdad que la indicación de caducidad o preferente en el envase no siempre queda bien clara y nos podemos confundir. Esta información debería estar a la vista, sin posibilidad de borrarse en el tiempo y muy clara (al igual que la información sobre el reciclaje del envase que muy a menudo, se ve a… penas).
Lo cierto es que nos podemos precipitar y tirar comida con una fecha de consumo preferente pasada, aunque el producto esté totalmente comestible y sin riesgo para la salud. Muchas conservas de verduras y frutas, las especias, el aceite de oliva, etc. se pueden consumir largos meses o años después de la fecha indicada.
Ante cualquier acto de desperdicio, pensar siempre primero en: oler, mirar y probar.
Como último punto, y no es menor, aconsejamos reconsiderar nuestra costumbre de seleccionar los productos con las fechas más lejanas cuando vamos de compra. Es comprensible, pero piensa que si todo el mundo hace igual, los productos con fechas más cortas tienen más posibilidad de acabar tirándose. Sentido común, no dudar en cogerlos si sabemos que los vamos a consumir pronto.
Raciones excesivas en la mesa
Es de costumbre en nuestro país llenar bastante el plato, ser generoso con sus queridos o sus invitados. Un problema que conocen bien las familias con niños y los restaurantes, siendo una de sus fuentes principales de desperdicio.
Soluciones:
Obviamente, probaremos de cocinar con el número de comensales bien claro y disminuir esas fuentes copiosas para toda la familia que más fácilmente pueden acabar en la basura. Luego aconsejamos servir una cantidad correcta de comida en un plato, como en un restaurante, ya que ayuda además a regular las cantidades ingeridas (los problemas de sobrepeso son cada vez más frecuentes).
Cuando salimos a comer fuera, procuramos seleccionar los restaurantes que sirven media porción o medio menú (son pocos aún pero hay!). Si sobra comida, no dudemos en pedirla para llevar (el famoso “doggy bag”).
Esperamos que este artículo te haya despertado unas preguntas y que hoy mismo 😉 puedas cambiar algunos hábitos.
Para acabar, nos gustaría recordar una última reflexión que llega a ser bastante representativa de este nuevo camino que necesita nuestra alimentación para ser más sostenible. Hablamos del origen de los productos. Sin duda, cuando nuestros antepasados llegaban a conocer quién producía el pan, la carne o las verduras, nuestros tiempos modernos nos han desvinculado totalmente del origen de los productos. Ya no sabemos nada y peor aún, por las dudas y el miedo de saber, hemos llegado a taparse los ojos y protegerse detrás del bonito packaging.
Os lo aseguramos, conocer a la persona que está detrás de los alimentos que comes ayuda muchísimo a valorarlos y empuja a no desperdiciar.
Cualquier duda, pregunta, no dudes en responder en los comentarios y si quieres, nos puedes escribir también 😉